Creepypasta II

La mochila rosa

No deberías nunca, nunca, nunca apropiarte de bolsas o mochilas que encuentras en la calle. Los contenidos pueden ser… perturbadores, por decirlo de alguna manera.
Hace 3 noches me encontré con una peculiar mochilita rosa, en el patio trasero del edificio de mis departamentos. Esto es lo que encontré dentro:

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Esta es Lisa, ella es mi amiga. Mi mama y Papa no la pueden ver. Ellos dicen que es mi amiga imaginaria. Lisa es una buena amiga.
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Hoy trate de plantar una flor en el patio. Lo trate de plantar junto a la caja de arena, pero Lisa dijo que ahí es donde su papi esta durmiendo, así que la plante en una maceta.
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Lisa esta en la escuela conmigo. La taje (traje), para que todos la conocieran, pero la Señorita Monroe se enojo, porque no puede verla. Lisa se puso triste, así que escondió el borrador.
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Ayer fue mi fiesta de cumpleaños. Mami compo (compro) pizza, pero nadie vino. Lisa dijo que la gente vino a la entrada de mi casa, pero se fueron. Pero me dejaron regalos. Me regalaron 3 barbis, un par de zapatos y cinco dólares. Yo y lisa jugamos con las barbis.
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La señorita Monroe no vino hoy, nuestra sustituta es la señorita Digman. Es linda y bonita, y nos deja tener tiempo libre. Quisiera que la señorita fuera siempre mi maesta.
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Hoy Jonnathin Parker se robo mis crayolas. La miss no puede encontrarlas, así que hizo que me diera sus crayolas. Lisa vino a la escuela también, pero la señorita Digman no puede verla. Me dijo que ella si cree que Lisa es real.
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Ayer, yo y Lisa fuimos a caminar, hasta que salió la luna. Papi se enojo y dijo que Lisa es estúpida y falsa y ella desapareció. Hoy no vino Lisa a la escuela, pero la señorita Digman dijo que la señorita Monroe no regresara.
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Papi estuvo en el trabajo todo el día de ayer. No vino a comer para cenar, y hoy sigue en el trabajo. Mami me puso un flan para mi lunch hoy. Me encanta el flan!
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Extraño a Lisa. Papi esta realmente ocupado en el trabajo. No vino el fin de semana. Mami esta muy enojada con el. Quiero escribirle una carta a Lisa
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Querida Lisa, te extraño. Por favor regresa. Siento que papi fuera grosero contigo. Eres mi major amiga.
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Lisa regreso ayer. Me dijo que perdón por irse, y le dije que mi papi no ha regresado del trabajo. Lisa dijo que el y la señorita Monroe están durmiendo como su papa. Espero que despierten pronto.

Las ruinas del bosque

En el pueblo donde crecí, había una construcción abandonada en el bosque a las afueras del pueblo. Servía como un almacén para la madera que recolectaban los leñadores. Sin embargo, hacia ya mucho tiempo que estaba abandonada la construcción, y la naturaleza la había reclamado casi por completo. A pesar de que era muy difícil llegar hasta ahí, realmente valía la pena llegar hasta allí; Los adolecentes no la pasábamos ahí, lejos de casa, y lejos de nuestros padres.


Por alguna razón, nadie se aventuraba a las partes mas obscuras del complejo, a las partes donde ningún rayo de luz llegaba. Alguna vez, yo y mis amigos platicamos al respecto, y como adolecentes irresponsables que éramos, decidimos aventuramos hacia la obscuridad. Éramos curiosos, y queríamos lucir fregones. Fuimos hacia nuestras casas por “víveres” (papas fritas, cerveza y una linterna).
Nuestros compañeros decían que estábamos locos por aventurarnos hacia las partes obscuras. Así que una vez que estábamos listos, avanzamos por los obscuros pasillos del complejo. Es interesante lo rápido que nuestros ojos se acostumbraron a la poca luz de la linterna.

Después de caminar por unos minutos, vimos unos pedazos de madera, y nos sentamos ahí a beber cerveza por un par de horas. Fue entonces, cuando uno de mis amigos vio unas escaleras que llevaban a un sótano dentro el complejo. Nos empezamos a retar los unos con los otros para ver quien se atrevería ir primero. Era muchísimo mas obscuro ahí abajo. Bebimos mas cerveza y bromeamos otro poco. Mientras caminaba por el lugar, encontré una entrada barricada con tablones de Madera, puestas en una posición muy extraña. Era un poco extraño: a pesar de que parecía que iba hacia abajo, probablemente al mismo sótano que habíamos visto anteriormente, se sentía un extraño aire helado que provenía de ese lugar. A Mis amigos no le importo nada; Pese a mis reclamos, quitaron los tablones de madera, y bajaron por las escaleras pese a mis reclamos.

Después de bajar por las escaleras, llegamos a un cuarto enorme, donde la luz de las lámparas se perdía por completo. El piso estaba encharcado completamente, y de el, provenía un hedor extraño, como a cuerpos pudriéndose. La sensación extraña que tenia, pronto se convirtió en paranoia. Juro que escuchaba los susurros de una joven en mi oído. No pude soportarlo, y corrí rápidamente hacia la parte de arriba, dejando a mis amigos atrás.
Mientras subía, escuche el grito escalofriante de una joven mujer: “Auxiliooooooooo”. En ese momento, mi linterna dejo de funcionar. Corrí como el carajo para escapar de aquel lugar, con miedo que me helaba la sangre. Tropecé dos veces, mientras corría a las salida. Tenía demasiado miedo, pero al fin encontré la salida
A la mañana siguiente, busque a mis amigos. Nadie los había visto desde la noche anterior. La policía comenzó una investigación en ese lugar, pero no encontraron a nadie. Ni un cuerpo, ni sus ropas, nada. Era como si se hubiesen desvanecido. Años después, tiraron el lugar. En el centro del lugar, cerca del sótano, encontraron la osamenta de lo que parecía una mujer de tamaño pequeño. Parecía que alguien la había atrapado en ese lugar, y la había dejado sola, acompañada de sus gritos solamente. Como si la hubiesen atrapado en ese lugar, y la hubiesen dejado morir sola, y olvidada. Y a la fecha… Nadie sabe nada de mis amigos.

a  El señor boca grande

Durante mi niñez, mi familia era como una gota de agua en un gran rio; Nunca permanecíamos en un solo lugar por mucho tiempo. Nos mudamos a Rhode Island cuando tenía 8 años, y permanecimos ahí hasta que fui a la Universidad en Colorado Springs. La mayoría de mis memorias son de cuando vivía en Rhode Island, pero hay fragmentos en mi mente de los muchos hogares en los que habite, cuando era mucho más joven.
La mayoría de estas memorias son poco claras y sin sentido – Como el perseguir a otro ni
ño en el patio de una casa en Carolina del Norte, intentar construir una balsa detrás de un departamento en el que viví en Pennsylvania, y cosas como esas. Pero hay un puñado de memorias que permanecen tan claras como el vidrio, como si hubiesen ocurrido ayer.
Vivíamos en una casa en las afueras de la bulliciosa ciudad de New Vineyard, Maine. Era una casa grande, en especial para una familia de tres. Había una serie de cuartos que estaban totalmente desocupados, a los cuales no entre durante el tiempo en el que viví en esa casa. Supongo que era un desperdicio de espacio, pero era lo único que pudo rentar mi
 
papa que le quedar cerca de su trabajo.

Recuerdo que, en el día después de mi cumple a
ños, tuve una fiebre tremenda. 
El doctor dijo que tenía Mononucleosis lo que, para mí, significaba mas fiebre y no poder salir a jugar por al menos, tres semanas. Era un momento terrible para estar atado a la cama; Estábamos empacando para mudarnos a Pennsylvania, y la mayoría de mis cosas ya estaban dentro de cajas, dejando mi cuarto casi vacío. Mi mama me traía agua mineral y libros varias veces al día, los cuales servían como único entretenimiento durante estas semanas.
No recuerdo exactamente como conocí al Sr. Bocón.
 
Creo que fue una semana después de que diagnosticaron la Mono. Mi primera memoria de la pequeña criatura fue de cuando le pregunte su nombre. Me dijo que lo llamara Sr. Bocón, porque tenía una boca enorme. De hecho, ahora que lo pienso, todo en su cara era enorme en comparación a su cuerpo- Su cabeza, sus ojos, sus arrugadas orejas-. Pero su boca, sin duda era lo mas grande.

“Te pareces a un Furby”, le dije mientras miraba uno de mis libros.
El Sr. Bocón se detuvo y me miro extra
ñado. “Furby? Que es un Furby?” – Me pregunto.
“Tu sabes… El juguete peludo con orejas enormes, lo puedes acariciar y alimentar,
 
casi como una mascota real.”
“Oh!.. Tu no necesitas uno de esos. No es lo mismo que tener un amigo real”.
Recuerdo que el Sr. Bocón se desaparecía cada vez que mi mama iba a mi cuarto a revisarme. Se ocultaba bajo mi cama y me decía: “No quiero que tus papas me vean, tengo miedo de que
 
ya no nos dejen jugar juntos”.
No hicimos mucho durante los primeros días. El Sr. Bocón, solo veía mis libros,
 
fascinado con las imágenes e historias. Por ahí del tercer o cuarta noches desde que lo conocí, me despertó con una gran sonrisa en su rostro. “Vamos a jugar un nuevo juego”, me dijo. “Pero tenemos que esperar hasta después de que tu mama venga, porque es un juego secreto”.
Después de que mi mama me trajera mas libros y refresco, a la hora de siempre, el Sr. Bocón se deslizo desde debajo de la cama y tomo mi mano.
 
“Tenemos que ir al cuarto que esta al final del pasillo”, me dijo. Me negué al principio, pero el Sr. Bocón, insistió hasta que cedí.
El cuarto en cuestión, no tenía ni muebles ni tapiz. Lo único que lo distinguía era una ventana del lado opuesto a la puerta. El Sr. Bocón corrió a través del cuarto, y le dio un firme empujón a la ventana,
 
dejándola un poco abierta. Entonces, el, me insistió en que mirara hacia el piso, afuera.
Aunque estábamos en el segundo piso de la casa, la caída era más alta debido a que estábamos
 
en una colina. “Me gusta jugar a fingir aquí”, me explico el Sr. Bocón. “Finjo que hay un suave y enorme trampolín allá abajo, y brinco. Si lo crees con todas tus fuerzas, vas a ver qué rebotas hasta acá arriba, como una pelota. Quiero que lo intentes!”
“Es muy alto”, le dije.
“Pero eso es lo divertido! No sería tan divertido si fuera una caída corta.
 
De ser así, mejor si rebotaras en un trampolín real!”
Recuerdo haber jugado con la idea; Dejarme caer en el fresco aire, y rebotar en algo que mis ojos no podían ver. Pero el realista en mi, prevaleció. “Quizas en otra ocasion”, le dije. “No se si tenga tanta imaginacion. Podria lastimarme”.
La cara del Sr. Bocón se contorsiono con un gru
ñido, pero solo por un momento. 
Decepcionado, se metió debajo de mi cama, donde estuvo quieto el resto del día.
La ma
ñana siguiente el Sr. Bocón llego con una pequeña caja. 
“Quiero enseñarte malabares”, me dijo. “Aquí hay algunas cosas que puedes usar como practica, antes de que te de tu primera lección”.
Mire la caja; Estaba llena de cuchillos. “Mis papas me mataran!”, le grite horrificado de que el Sr. Bocón había traído cuchillos a mi cuarto- Objetos que mis papas no me dejarían tocar nunca!

El Sr. Bocon gru
ño. “Es divertido jugar con esto. Quiero que lo intentes”.
Aleje la caja de mi. “No puedo. Me rege
ñaran. Los cuchillos no son seguros para aventarse”.
Las cejas del Sr. Bocón se cerraron, molesto. Tomo la caja con los cuchillos, y se metió debajo de la cama, otra vez durante todo el día. Me empezaba a preguntar que tan seguido se la pasaba debajo de mi.
Desde ese entonces, empecé a tener problemas para dormir. El Sr. Bocón, me despertaba en la noche diciéndome que había puesto un trampolín real debajo la ventana, uno enorme que no podía ver en la obscuridad. Siempre me negué y trataba de volver a dormir, pero el Sr. Bocón persistía. Algunas veces, se quedaba a mi lado hasta el amanecer, animándome a saltar.
Ya no era tan divertido jugar con él.

Una ma
ñana, mi mama fue hacia mi cuarto, y me dijo que tenía permiso de ir a caminar afuera. 
Pensaba que el aire fresco sería bueno para mí, especialmente después de estar confinado a mi cuarto por tanto tiempo.  Con emoción, corrí hacia el patio, esperando poder sentir el sol en mi cara.
El Sr. Bocón me estaba esperando. “Hay algo que quiero que veas”, me dijo. Debí darle una mirada fea,
 
porque entonces me dijo: “Es seguro, no pasa nada, te lo prometo”.
Lo seguí hasta un viejo camino que corría a través de los bosques detrás de mi casa. “Este es un camino importante”, me explico. “Tengo muchísimos amiguitos de tu edad. Cuando estubieron listos,
 
lo lleve por este camino. A un lugar especial. Todavía no estás listo, pero algún día, espero, lo estarás”.


Regrese a mi casa preguntandome, que tipo de lugar existía más allá de aquel camino.
Aproximadamente dos semanas después de conocer al Sr. Bocón, empacaron la última carga de cajas en el camión de mudanzas. Me fui adelante con mi papa, en un largo recorrido hacia Pennsylvania.
 
Había considerado en decirle al Sr. Bocón que me iba, pero aun teniendo 5 años, sospechaba mucho de las intenciones de la creatura, a pesar de lo que me decía. Fue por esta razón que decidí no mencionar nada de mi mudanza.
Eran la 4:00 am cuando mi papa y yo estábamos en el camión. Mi papa esperaba llegar a Pennsylvania para la hora de la comida al día siguiente, con ayuda de una larga dotación de café y bebidas energéticas. Recuerdo que se parecía mas a un tipo que estaba a punto de correr una maratón, que un tipo que se la pasaría sentado por un par de días.
“Muy temprano para ti, verdad?”
Afirme con mi cabeza, mientras la ponía en la ventana, esperando dormir un poco antes de que saliera el sol. Sentí la mano de mi papa en mi hombro. “Esta será la última mudanza, lo prometo. Sé que es difícil para ti, especialmente estando con esa enfermedad. Una vez que obtenga mi promoción,
 
podremos quedarnos en un solo lugary hacer amigos”.
Cuando el camión comenzó a moverse, vi la silueta del Sr. Bocón en la ventana de mi cuarto. Parado, inmóvil, se despidió lastimosamente con su mano. No me despedí.

A
ños después, regrese a New Vineyard. El terreno donde se encontraba mi casa estaba vacío, a excepción de los cimientos. Resulta que la casa se quemo algunos años después de que yo y 
mi familia nos fuimos. Por curiosidad, busque el camino que el Sr. Bocón me enseño, y al encontrarlo, decidí seguirlo. Una parte de mi esperaba que el Sr. Bocón saltara sobre mí de repente, y me espantara dándome un infarto, pero tenía la sensación de que el Sr. Bocón, ya no se encontraba en ese lugar, como si de alguna manera el estuviese atado a la casa que ya no existe,
El camino llevaba a uno de los cementerios de New Vineyard.

Al ver muchas de las tumbas, pude darme cuenta que la mayoría, pertenecia a niños no mayores a 9 años

niños no mayores de 9 años.